domingo, 6 de noviembre de 2016

TENSIÓN EN LA CALLE

   Las principales avenidas estaban a rebosar. En las últimas horas de la tarde, ya anocheciendo, familias enteras deambulaban por aceras enmoquetadas de rojo ante comercios engalanados con luces, abetos y espumillón, realizando las compras propias de cada diciembre. Las músicas navideñas de unos locales pugnaban con las de otros por hacerse notar. En las esquinas, numerosos Papás Noel tañían sus campanillas y repartían globos y golosinas entre los más pequeños. A la hora exacta, todas las luces se apagaron, cesó cualquier sonido y hasta los Santa Claus guardaron sus instrumentos. Un estridente silencio se adueñó del ambiente. Dos potentes focos hicieron converger sus haces de luz sobre Giacomo Pochetino que, a ciento cincuenta metros del suelo, en una azotea, se disponía a cruzar entre dos edificios por un cable de acero, subido a un monociclo y con una barra metálica entre las manos. La gente, absorta, mantenía la respiración con el corazón sobrecogido. Giacomo, después de saludar, se puso en movimiento lentamente gestionando el equilibrio en función de las cambiantes pautas de un leve balanceo. Al llegar justo a la mitad, el volatinero se iluminó como un árbol de Navidad, empezó a chisporrotear y liberó una cascada de partículas refulgentes. Desde allá abajo, el público, arremolinado en calles y plazas, aplaudía y vitoreaba entusiasmado. Muy pocos se dieron cuenta de que un extremo de la barra acababa de rozar una línea de alta tensión. 



(Relato finalista en el concurso DoReMicros, de Me Suenan tu Letras, del mes de Octubre. Tema: titiriteros).


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