martes, 22 de noviembre de 2016

NO ERA EL MAR

ATREZO

No era el mar pero se le parecía mucho. Con sus olas, su espuma blanca, sus barcos, sus peces, su Neptuno… Solo aquel par de sirenas sobre las rocas no terminaba de gustarle al Director. Claro, él las había imaginado con rizado pelo rubio, pechos turgentes y larga cola de escamas plateadas; a cambio, esas luces anaranjadas e intermitentes y ese sonsonete de ambulancia no acababan de convencerle.


ACTOS REFLEJOS

No era el mar pero se le parecía. Exhausto, sucio y sudoroso, el aventurero se encontró, en medio del desierto, con una refrescante playa tropical de aguas cristalinas, verde vegetación y apetitosos frutos. De inmediato, sus neuronas expulsaron la palabra espejismo del cerebro y su vida experimentó un sensible cambio a mejor.


ENTRE NUBES Y OLAS

No era el mar pero se le parecía. Se puede decir que aquello no llegaba a tormenta pero el balanceo ondulante era contínuo. Una ballena gris no dejaba de seguir mi estela y, cuando alcanzaba la cumbre de cada ola, podía ver por babor a la morsa con una bola sobre el hocico. Cuando el buque hizo sonar la sirena tres veces todo se paralizó y mamá me estaba esperando, con una nube de azúcar en la mano, al pie del tiovivo.




(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: No era el mar pero se le parecía).


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