martes, 18 de octubre de 2016

CORTINAS EN LLAMAS

HARTAZGO

Cuando se prendieron las cortinas de la cocina -aún nadie sabe cómo- nos encontrábamos todos en casa. A la abuela le dio una crisis de ansiedad, el abuelo cogió a mis hermanos y los sacó a la calle y papá se ocupó de poner a salvo varios enseres antes de que llegaran los bomberos. Mamá parecía la más serena y observaba las llamas impasible. Hacía tiempo que decía que estaba harta de ese horrible estampado de frutas.



AMIGOS EXCLUSIVOS

Cuando se prendieron las cortinas de la cocina, antes de arder todo el edificio y después todo el barrio, no estábamos nadie en casa. Quizás Carlitos pero, como de costumbre, nadie le vio ni le oyó. Él es muy divertido aunque un poco manazas. Me costó tres días enseñarle a encender el mechero de papá mientras alrededor todos se reían pensando que hablaba solo. Ahora, los del seguro no dejan de preguntarme por él.



SUCESOS MEMORABLES

Cuando se prendieron las cortinas de la cocina mientras ensayaba malabares con antorchas, antes de sus prácticas con la lira, no imaginaba que aquel verano del 64 quedaría por siempre unido a la ciudad de Roma.



(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Cuando se prendieron las cortinas de la cocina).

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