viernes, 16 de septiembre de 2016

ABSTRACCIÓN

Cuando alguien logra encender el candil, entre su oscilante luz, consigue distinguir en el rostro de Antón dos surcos de lágrimas con ribetes de hollín; el mismo tizne que pespuntea también las arrugas en la frente, cara y manos de Domingo. Con el ciego frontal aún en la cabeza, Efrén dormita abrazado al bidón común de agua menguante. Las sombras de los otros doce compañeros, engurruñados, se difuminan entre oscuras rocas y penumbras. Tras dos semanas sin contacto con el exterior, Eladio, cerrando los ojos, se ve de nuevo bajo un sol deslumbrante, mientras su cuerpo se balancea suavemente, al ritmo de las olas, en mitad del océano.



(Relato finalista en DoReMicros, el concurso a distancia del evento Me suenan tus letras. Tema: Apagón).

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