domingo, 5 de junio de 2016

HISTORIAS JAMÁS CONTADAS

     Se empeñó en pasarlo de los libros de leyendas a los de ciencia. Algo le decía al comandante Cousteau que aquellas antiguas historias de calamares gigantes no eran meras invenciones de viejos lobos de mar. Así que recopiló cuantas pudo encontrar y separó la paja -exageraciones, fabulaciones, patrañas...- del grano -localizaciones, estaciones, circunstancias...-. Sus análisis le condujeron a ubicar su hábitat en las áreas abisales de los océanos más profundos, y hacia la fosa de las Marianas puso rumbo su embarcación con casi nombre de helado.

     Después de más de sesenta días de infructuosa búsqueda, con los víveres escaseando y a dieta de peces insípidos de aquellos mares, en el nonagésimo descenso del batiscafo monoplaza, Jacques Cousteau se lo topó ante sus ojos. Se encontraba a más de 23.000 pies de profundidad y su longitud sobrepasaba los siete metros. Cuando fue a filmarlo intervino Murphy. La cámara se obturó y no pudo grabar un solo fotograma. Sin imágenes, su descubrimiento sería el hazmerreir de la comunidad científica. Comunicada la situación al Calypso, alguien sugirió cazarlo, subirlo, fotografiarlo y darse un festín. El comandante pidió hablar con el cocinero. La falta de harina suficiente mantiene al Gran Calamar en la leyenda.




(Relato presentado al concurso Esta Noche Te Cuento. Tema: océanos).

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