sábado, 13 de febrero de 2016

BRILLO Y FILO


(La radio informa de la agenda del día. El Generalísimo, bajo palio, asistirá a la ofrenda a la Virgen, en la basílica). 

     Titorííííírorí, Agatángelo pasea sus labios por el silbato de apenas seis notas, titorííííírorí, anunciando su llegada. De pueblo en pueblo, de calle en calle, titorííííírorí, se gana la vida con la piedra de agua, devolviendo brillo y filo a cuchillos, cinceles y tijeras que los lugareños le llevan. Titorííííírorí.

         Esta mañana sacó lustre a la navaja de su vecino Horacio.

—No sabía que usabas faca —le dijo el afilador—, nunca te la había visto.

—La tenía guardada desde hace tiempo, creo que hoy me va a ser de utilidad —contestó aquél.

(A las doce del mediodía, campanarios y emisoras recuerdan que es la hora del Ángelus).

        Al volver a casa, le cuentan el intento de asesinato. Horacio fue reducido por dos guardias civiles y un clérigo; entonces, Agatángelo se arrepiente por no haberle cobrado el servicio. No es mezquindad, los seis reales del trabajo apenas llegarían para una cuarta de vino, pero barrunta que alguien pensará en lo de la colaboración necesaria.

(A las diez de la noche, el parte de Radio Nacional nada dice del suceso).







(Relato presentado al concurso Esta Noche Te Cuento. Tema: La Radio).

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