Perdió la noción del tiempo en el interior de aquella mina, pero no la sensación de haber recorrido una gran distancia mientras, absorto y a la luz de palabras luminosas, escudriñaba sus intrincados recovecos. No tuvo que bajar a sus profundidades a golpe de pico, pala o barrena, sino descendiendo tranquilo por una escalera suave y segura. No halló cuarzo ni piritas ni minerales preciosos, pero sí otros tesoros mucho más valiosos: adjetivos plebeyos, intransitivos imposibles, oxímoron lógicos, pleonasmos irreductibles, onomatopeyas sinónimas, retruécanos irreversibles... hasta que alguien, tocando su hombro, le advirtió: «Disculpe, señor, es hora de cerrar la Biblioteca».
(Relato clasificado en la primera ronda de La Copa de Esta Noche Te Cuento, e inspirado en la imagen del fotógrafo Madoz. Rivales: Mei Morán y Fernando da Casa).
No hay comentarios:
Publicar un comentario