Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, como cada noche. Pero, incomprensiblemente, ni calcetines, ni pantalones, ni calzoncillos, ni jerséis... aparecen dos días después lavados, planchados y ordenados en el armario. Como ocurría siempre en casa de mamá.
ESPERANZAS DIFUSAS
Vuelven a dejarlos debajo de sus camastros, los desanimados ánimos, los desgastados anhelos y las oxidadas ilusiones, con la difusa esperanza de que el sueño los recomponga. A la mañana siguiente, de nuevo, buscarán una maltrecha balsa hacia un destino de incomprensión.
(Propuestas presentadas a Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Vuelves a dejarlos debajo de sus camas).
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