martes, 19 de mayo de 2015

AZUL ABUELO

BATALLAS DOMÉSTICAS

    Y las azules, las del abuelo, mantenían a papá bloqueado, desesperado y fuera de sus casillas. Yo era su última esperanza y me las estaba teniendo muy tiesas con mamá. Ella porfiaba por repetir y yo por impedirlo. La situación era muy tensa. No me dejé seducir por el «sálvame» que descubrí en su mirada. Habría sido nuestra insoportable condena. Al final, sin piedad y con un dos, la mandé a casa, conté veinte y todo acabó felizmente. Esta semana, el mando de la tele era mío.


COQUETERÍA ÍNTIMA

—Y las azules, las del abuelo, a su cajón –dijo a su hija, que recogía la colada.

—¿Las de encaje de puntilla con lacitos? –preguntó Lenita extrañada.

—Sí, esas. El abuelo siempre fue muy presumido, y desde que la abuela le dijo, hace ya cincuenta años, que le sentaban muy bien, ya no se pone otras braguitas.



(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Y las azules, las del abuelo).

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