miércoles, 18 de diciembre de 2013

PILLADO

   Terminó de leer la novela pero aún le quedaban dos horas de vuelo. Por entretenerse decidió leer los prospectos de los medicamentos que llevaba consigo y que tomaba desde hacía años, cuando empezó a padecer cefaleas.

   Los comprimidos de Perolxin eran justo para eso, pero ocasionaban alteraciones digestivas. Las cápsulas de Barriguín las resolvían pero causaban somnolencia. Por eso tomaba las grajeas de Espabilina que, por contra, producían arritmias que controlaba con las píldoras de Compasona, que daban dolor de cabeza.


   Descartó dejar la medicación porque leyó que la Espabilina creaba dependencia y suprimir la dosis podría producir un derrame cerebral irreversible.

8 comentarios:

  1. Jajaj, Rafa, mejor no hubiera terminado la novela. Buen relato me gusta.
    Abrazos

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    1. Sí, o que se hubiera leído las entretenidas instrucciones de seguridad en vuelo.
      Saludos Manuel.

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  2. Los efectos secundarios... dios qué miedo.
    Buen micro, divertido.
    Un abrazo
    Rosy

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    1. A veces son peores los secundarios que los primarios.
      Gracias Rosy.
      Un beso.

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  3. Sí, en algunos casos, las consecuencias pueden llegar a ser peores que la dolencia principal. Me ha gustado mucho este micro circular, cuyos efectos secundarios son la sonrisa y la risa. Saludos

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    1. Con la sonrisa objetivo cumplido; si además hay risa, pues ampliamente superado.
      Gracias Juana.
      Un abrazo.

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  4. Esto de los medicamentos es un coñazo tiene tantos efectos secundarios que te da la gana no tomar nunca nada. Hace unos días estuve en la farmacia y un señor mayor pidió 18 cajas de medicamentos. Te lo imaginas 8 píldoras para desayunar y otros 10 para almorzar, vaya vida. Un relato es muy gracioso, me ha gustado. Un fuerte abrazo, Sotirios.

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    1. Amigo Sotirios, de haber sabido que venías habría sacado la alfombra roja. Eso de los medicamentos es una trampa, que puede llegar a ser mortal.
      Un abrazo.

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